Entender el propósito de las personas y profundizar en su alineación en valores, acaba siendo el pegamento que vincula talentos y proyectos.
Numerosos estudios muestran evidencias sobre cómo lxs candidatxs más afines a los valores de la empresa se adaptan mejor y más rápido, se sienten satisfechos, su desempeño es mayor y se vinculan a largo plazo. Además, los equipos que comparten valores tienen un rendimiento mayor.
En este contexto me refiero a los valores vividos y sentidos en las organizaciones, no a los valores enunciados, dado que éstos en muchos casos aún siendo un pilar de la comunicación corporativa interna, no se han consolidado.
En un momento en que la velocidad es un imperativo, y en el que las personas con determinados talentos son escasas y muy solicitadas, podría parecer que incluir un ítem más a evaluar dentro del proceso de selección, resta agilidad y nos vuelve menos competitivos.
No obstante, dado que el ajuste en valores sumado al encaje en otros aspectos, es indicador de éxito, integrar la selección por valores minimiza el riesgo de error en las contrataciones y favorece la rentabilidad de las contrataciones.